¿Qué necesitamos? (para unas 40-45 galletas):
- 175 gr. de mantequilla
- 70 gr. de azúcar
- 1 huevo
- 1/2 cucharadita de azúcar avainillado
- 1 pizquita de sal
- 250 gr. de harina
- 1/2 cucharadita de levadura
- 100 gr. de nueces
- 150 gr. de chocolate blanco
- 90 gr. de arándanos
¿Cómo lo hacemos?:
Lo primero que haremos será sacar la mantequilla de la nevera para que se vaya calentando y esté blandita. Mientras tanto, vamos partiendo en trocitos el chocolate blanco, las nueces y los arándanos. Lo reservamos.
Cuando la mantequilla esté como si fuera una pomada (se nos hunde el dedo al tocarla), le añadimos el azúcar, la pizquita de sal y el azúcar avainillado y lo batimos todo con unas varillas electricas (o a mano si queréis, pero cansa un poquito) hasta que se vuelva claro. Después añadimos el huevo y volvemos a batir hasta que se mezcle bien.
Ahora tamizamos la harina junto con la levadura, y vamos a ir añadiéndolo poco a poco a la masa que tenemos preparada. Yo lo mezclo con unas varillas para amasar (son como un tirabuzón), si no tenéis tocará hacerlo a mano, cuesta un poco, pero el resultado merece la pena.
Una vez que hemos echado toda la harina, solo queda añadir los arándanos, las nueces y el chocolate blanco, que teníamos reservados, y mezclarlo todo muy bien para que se repartan por la masa (que es un poco espesa).
Encendemos el horno a 180ºC, y mientras vamos a ir haciendo las galletas. Cogemos porciones de masa y hacemos bolas (el tamaño a vuestra elección, a mi me gusta hacerlas pequeñas), las chafamos y las colocamos en la bandeja del horno, que previamente habremos cubierto de papel de horno o papel de aluminio.
Cuando ya tengamos las galletas hechas, las metemos al horno y las dejamos hasta que veamos que empieza a dorarse la base. Entonces las sacaremos y las dejaremos enfriar antes de separarlas del papel (no seáis impacientes, ya que al sacarlas del horno todavía están blanditas y se rompen).